jueves, 4 de mayo de 2006

La ciudad "Sin" (del pecadillo?)


Inevitablemente ando mirando y sacándole el color a Concepción. Con más de una persona he intersectado observaciones sobre ella.



Alguna rara sustancia se apodera de los aires de la pequeña urbe, ciudad odiada, ciudad querida. Algunos detestan la baja intensidad y la soberbia de sus habitantes, "que se creen esto y lo otro, capital del rock, etc, que de acá salió tal personaje, incluso en la farándula. Bueno, si estudiáramos antropológicamente al penquista (que viene de Penco), habría que relatar una tremenda historia.



Lo que me llama la atención es que de todas formas predomina cierta belleza en la ciudad, una belleza en la carencia, una belleza que aman los que odian Concepción.



Por ejemplo, el otoño penquista es superlativo, amplificado. Y me gusta porque puedo imaginar budas de piedra entre la hojarasca. Concepción es una ciudad donde no hay budas entre la hojarasca. Tras los cerros o en la cima de ellos pareciera estar el espacio ideal para edificar catedrales góticas, puntiagudas y gigantes, y no las hay; tampoco hay por las calles gentes que en masa representen una elocuencia como espíritu de época, ni el río es navegable por embarcaciones serenas.

Nada de eso hay, pero incluso esa carencia lo hace romántico.

O quizás simplemente busco una manera de justificar esa sustancia dulce y agraz que respiro cada vez que camino por esa ciudad cuadriculada. Lluvias dulces, lluvias amarguísimas. Hojas secas que no he querido pisar y otras que han desaparecido pulverizadas instantáneamente bajo mi suela.



Bueno... así es esa ciudad, que queda al otro lado del río, ya que yo vivo en San Pedro de la Paz, jua.

(San Pedro, en la primera foto de arriba, queda en el borde superior de la imagen, tras las aguas del Bio bío, que apenas se advierten al igual que los 2 puentes)





1 comentario:

Anónimo dijo...

GRANDE CONCE SINO EXITIERAS,MORIRIA...