martes, 30 de mayo de 2006

El Anatema


.......Ella caminaba sabiéndolo todo. Sus cabellos lisos y negros, sus ojos pícaros, su desplante alegre la hacían amable. Amable… Amarla era fácil. El amor a primera vista era cosa de todos los días. La brisa otoñal acariciaba su cuerpo, sus manos, su vestido, el sol le cubría la piel mientras se desplazaba. Caminó hacia mí. Su mirada de pronto fue sombría, penetrante, seria, densa; campanas de otro mundo sonaron en mi pecho, los pájaros abandonaron el árbol. Recordé a Leonor… a Edgar observando al cuervo en su portal. Un fantasma atravesó nuestra distancia. Finalmente lo consiguió, la fina daga de sus ojos se clavó en mi claridad.

.......Y susurró: Nunca más. Era hermosa, su ropa negra y flamígera encendía la blancura de su piel, la suavidad de su mirada femenina, el tono de sus labios jóvenes. La mano que me tendía hacia el abismo era la más dulce caricia, la mano de una dama que mil veces debe ser besada. Una leve sonrisa y un brillo en sus ojos, bastó para seguir el camino purpúreo hacia la profundidad.

2 comentarios:

Patilú dijo...

La besaste?

Ixbalanqué dijo...

si digo que si alguien puede sentirse aludida, si digo que no sería falso, en qué quedamos? je